La biografía Henri Cartier-Bresson, el azar y el instante es el resultado de una investigación que realicé para la colección 100 personajes 100 autores de la Editorial Panamericana y que fue publicada en el año 2006. (Bueno, Julián (2006) Henri Cartier-Bresson. El azar y el instante. Panamericana editorial. Bogotá).
La biografía es un género literario que, siguiendo el comentario de Borges, hace parte de la ficción. No porque la investigación del biógrafo no persiga constantemente la fidelidad de la vida y obra del biografiado, sino porque la vida de una persona es tan escurridiza, y subjetiva, que solamente es fiel en la experiencia de aquel mismo. Incluso en su propia memoria tiene episodios imaginados.
El azar es un aspecto clave para entender la obra de HCB y su pensamiento acerca de la fotografía. Según él, «no hay nada de accidental de la obra, pero su composición siempre responde al azar«. Un periodista le preguntó acerca de su gusto por la geometría y la composición, frente a lo cual HCB respondió que «la composición se basa en el azar. Jamás hago cálculos. Entreveo una estructura y espero que suceda algo. No hay reglas«.
«La composición se basa en el azar. Jamás hago cálculos. Entreveo una estructura y espero que suceda algo. No hay reglas.»
Henri Cartier-Bresson
La visión sobre la literatura y el arte de André Breton influenció a HCB. Para el padre del surrealismo el azar es el encuentro de una causalidad externa y una finalidad interna. El azar fue adorado por Henri Cartier – Bresson y por muchos más de sus contemporáneos porque éste expresa cierta libertad en el ser, una gran reconciliación con los hallazgos sorpresivos y con la antigua separación entre lo real y lo imaginativo, entre lo objetivo y lo subjetivo, entre la cultura y la naturaleza.
También el instante es parte de su firma personal. Su concepto más conocido es el instante decisivo, un momento especial que el fotógrafo encuentra a través de su observación y reacción frente al fluir incesante del tiempo y los acontecimientos.
Este libro fue el resultado de una dedicada investigación y un ejercicio de escritura creativa
El libro no pretende cubrir todos los aspectos y minucias de este importante fotógrafo. En cambio, tiene el propósito de mostrar cómo su personalidad y carácter dejaron una huella en forma de imágenes instantáneas. Fotografías que son grandes testimonios de momentos álgidos del siglo XX y de personajes que protagonizaron esa historia. (Leer en Lectura Abierta la reseña del libro).
A continuación, para compartir el estilo de redacción, un extracto del libro:
«En Cartier – Bresson cada uno de los “retratos” hablan sobre lo impredecible del momento de obturación y sobre el azar al que ha correspondido, no en el sentido de fatalidad o de la eventualidad del sin cuidado, sino en el sentido de un azar que encauza, de una confianza y obra en él que llevó intuitivamente al fotógrafo a encontrar el momento único y definitivo en el que debía ser tomada la foto. A propósito, es muy expresivo de lo dicho la ocasión en la que se propuso capturar a la pareja Joliot – Curie. Por aquel año, el gobierno francés acababa de convertir a Irène y Frédéric Joliot – Curie, esposos entregados a la física y descubridores de la radioactividad, en personajes ilustres. Henri sabía que ellos estaban renuentes a las visitas y que no sería fácil tomarles la foto. Así que al llegar a la casa de ellos, justo en el momento en que abrieron la puerta, sin previo aviso, sin darles tiempo de reaccionar, de posar, ser otros, Henri les tomó la foto. El resultado: impresionante. La pareja de físicos, ambos tomándose sus propias manos, aparecen tristes, funerales y austeros, tan iguales el uno al otro que parecen recíprocamente la continuación del mismo ser. Otra fotografía que también es magnífica y que vale la pena convocar en éste párrafo, aunque haya sido tomada hasta 1959, es la de Carl Gustav Jung (24). Henri lamentó no haber podido conversar ampliamente con él y contarle acerca de las predicciones verdaderas que una adivina le había hecho en los años treinta, pero es que el fotógrafo ya lo había comprobado en intentos anteriores, no se podía conversar y tomar fotos al mismo tiempo; porque su idea era pasar inadvertido, hacerse olvidar, no llamar la atención del personaje. El eminente psicólogo, explorador de los misterios de la mente y del alma, aparece en la fotografía de Cartier – Bresson en una completa intimidad, fumando su pipa, pensando, o más bien parece asombrado, como si algo invisible se le estuviera revelando. Se ha dicho con certeza que cada uno de los retratos hechos por Cartier – Bresson capta el silencio interno del ser que ha sido objeto de su mirada. Así lo demuestra con suficiencia la imagen de Carl Gustav Jung, portentoso.«