Richard Buckminster Fuller, un diseñador, arquitecto y futurista americano, tenía una visión muy naturalista y espiritual sobre el diseño. Metafísica, diría él. Tal y como lo escribe en su introducción al conocido libro de Victor Papanek, Diseñar para el mundo real, Buckminster entiende que el diseño está presente en todo, en la naturaleza, en la forma de los copos de nieve, en las galaxias, en el orden intrínseco que rige las leyes del universo. Lo contrario al diseño, afirma, es el caos.
Buckminster estaría muy de acuerdo con el escritor y etólogo Maurice Maeterlink, quien en su libro de 1907 La inteligencia de las flores señala que debe haber una inteligencia superior que recorre la formación y función de las flores, de las plantas, y en general de toda la naturaleza. Concluye que esa misma inteligencia recorre al ser humano, pero esa inteligencia que no es un capital privado del homo sapiens.
El diseño según R. Buckminster está presente en la naturaleza, no solo es diseño lo que el ser humano inventa: «Será diseño el que se manifiesta en los copos de nieve, en los cristales, en la música, en el espectro electromagnético… Si un código DNA-RNA programa la estructura de una rosa, de un elefante, de una abeja, habríamos de preguntarnos qué inteligencia diseñó el código DNA-RNA y los átomos y moléculas que realizan los programas codificados».
«Todos los humanos nacen artistas-científicos-inventores».
Buckminster Fuller
El diseño es inteligente o es inteligible, sentencia. Es decir, a sus ojos, todo lo observable en la naturaleza es el efecto de una acción inteligente. En cuanto al ser humano, comenta que el diseño es tanto una experiencia subjetiva y «el diseño que emprendo objetivamente en respuestas a determinados estímulos. Cuanto quiera emprender de modo consciente es diseño objetivo».
El universo muestra una coherencia, una integridad. Esta, sugiere R. Buckminster, tenía que haber venido de alguna parte, no sería espontánea; concluye que: «uno podría inclinarse a admitir que un intelecto primordial dotado de omnipotencia y capacidad infinitamente vastas es patente en todas partes, en todos los tiempos, y en un grado superlativo».
Su cátedra era la de «Exploración general y anticipatoria en la ciencia del diseño». R. Buckminster también se desempeñaba como mecánico aeroespacial y buscaba que el diseño fuera más investigativo. De hecho, deja saber que el diseño debería ser una ciencia más que un arte.
R. Buckminster tenía un subidón increible por la carrera espacial del momento, estaba interesado en que el ser humano pudiera diseñar nuevas soluciones de exploración espacial y de aprovechamiento de la energía, gracias a la comprensión de la naturaleza en el sistema solar, ya no solo en la atmósfera de la Tierra. Poco tiempo antes de la publicación de Diseñar para el mundo real, el ser humano había alcanzado la Luna.
Pero su idea de diseño no termina ahí. Como mencionaba, desde la mecánica aeroespacial era evidente para él que si hablamos de diseño, esto involucra a muchas otras ramas del conocimiento. Así como los griegos habían hecho un uso extenso del número phi en sus obras de arte y arquitecturas, el ser humano tenía que diseñar con un sustento en las matemáticas y en la investigación. Citando a Donald Douglas dice «No volveré a dar trabajo a un delineante que no sea también ingeniero de producción».
Al diseñador le llama «científico del Diseño General y Anticipatorio» y cree que éste rol tiene que multiplicarse para dar un salto cualitativo en la civilización. Tal y como van las cosas, en el siglo XXI el diseñador se está acercando mucho más al método científico y es posible que el diseño haga parte central, formalmente, de muchas otras disciplinas y ciencias.
2 respuestas a «El diseño según R. Buckminster Fuller»
Hola. Interesante artículo. En el diseño de producto cuando ‘copiamos’ a la naturaleza lo llamamos biomimética. Y un número natural que nos pirra es la proporcion aurea.
[…] compartía la visión de R. Buckminster Fuller acerca del diseño como un campo de soluciones para alcanzar un futuro mejor, de ahí que […]